viernes, 30 de septiembre de 2011

El Ser progresista - Tomás Abraham para La Nación

Excelente nota de Tomás sobre un concepto tan trillado en los últimos años.  Cuánta lucidez en este escrito. Me da un placer desbordante su lectura.


¿Que es una persona progresista? Una persona que cree en valores. Valores de solidaridad, de libertad, igualdad y justicia. ¿Qué es una persona progresista? Es una que cree en valores. Valores como la ciencia, la educación y el progreso. ¿Qué es una persona progresista? Una que cree en los derechos humanos, los derechos de los ciudadanos, los derechos de los niños, la igualdad de género. ¿Qué es una persona progresista? La que cree en valores como el pluralismo, la tolerancia, el diálogo, el consenso y la participación. ¿Qué es una persona progresista? Es aquella que cree en la inocencia de los niños, la madurez del adulto y la sabiduría de los ancianos.
Bien, una vez enumerados algunos de los valores de los que es portador un ciudadano progresista, pido que pase al frente aquel que no crea en estos valores. Por favor, dije que pase al frente. ¿Nadie? Espero un minuto más, no tengo toda la tarde. ¿Cómo que nadie? ¡No puede ser que todos crean en lo mismo!
Veo que nos encontramos con un problema. Si todos creen en los mismos valores, todos los hombres son iguales. Pero no son iguales, son todos diferentes por la misma definición de individuo, y de persona. Doble etimología de persona, del latín: per se una , y per sonare . Unicidad, por un lado, y máscara con embudo invertido que amplifica la voz, por el otro. Se es uno por singularidad, y siempre la misma persona por disfraz y ampulosidad.
¿Y si ser progresista no fuera una creencia ni una indentidad? ¿Si, por el contrario, nadie fuera progresista? ¿Si, como decía Hegel, "sólo en la noche todos los gatos son negros" y todos los hombres son progresistas?
El progresismo es una creencia, y como toda creencia es un placebo. Nos permite ser políticamente correctos, moralmente intachables, psicológicamente equilibrados, intelectualmente? intelectualmente?intel? dormidos.
Hay gente que se queja -por lo general son progresistas- de que hoy los valores están en subasta. Más de un martillero amoral los ha rematado. Hasta donde nos permite alcanzar nuestra vista, sólo vemos tierra arrasada. Jaurías de posmodernos, nihilistas y cínicos roen los restos de cadáveres progresistas desparramados por cancha rayada. Nada vale, todo tiene un precio. El reino de los fines ha sido asaltado por las hordas de pragmáticos a los que sólo le importan los resultados. Nadie cree en nada, salvo los progresistas.
"Tú crees, tú puedes", me dicen. Y respondo: no creo, quiero. Y no sé si puedo. La correspondencia entre creencia y entusiasmo no se establece, como algunos sostienen, de una manera tan clara. Lo que provoca entusiasmo es difícil de diagnosticar. A lo mejor hacer pogo entusiasme. Quizás una combinación de camaradería, festival musical y participación en una campaña para juntar dinero para construir viviendas, entusiasme.
Los curas de parroquia siempre supieron entusiasmar a la juventud; hoy los de La Cámpora aprendieron el libreto.
Hace un tiempo se decía que si Dios no existe o si no se creyera en él, todo estaría permitido. Otros dicen que la existencia de Dios es la que permite todo, desde un cuadro con las deformidades de El Greco, la literatura fantástica de Leibniz hasta un atentado en una estación de tren.
Pero como el progresismo es laico, lo que temen es que desaparezcan los valores. ¿Qué seríamos sin valores? Nada, puro cuerpo, deseo sin límites.
El progresismo sabe poco de erotismo. Por lo general los progresistas no tienen swing . Les falta un poco de charleston y bastante de murga. Transmiten una bondad que apabulla. Y se ven afectados de un espíritu de seriedad que nos evoca a Jean Paul Sartre, cuya filosofía y literatura se concentraba en esa actitud que se justifica a sí misma en "los valores".
Si de valores se trata, estoy obligado a creer en todos los que me hablan de ellos, o de contratar a un agente de investigaciones morales para saber si los mismos valores han moldeado la "subjetividad" del predicador con la coherencia debida. Debería creer en la autenticidad del macrismo, en el alfonsinismo padre y en el alfonsinismo hijo, en el kirchnerismo, en el socialismo tradicional, el peronismo, el cristianismo, el judaísmo, el islamismo, y no sigo porque voy a terminar en la literatura de autoestima.
¿Cómo diferenciarlos? ¿Me alcanzará -ya que el aspecto positivo los iguala- el sistema de odios que cada uno elabora y los enemigos destacados por sus pasiones negativas, para decidirme por uno de ellos? Evidentemente, no.
Por eso mi adhesión a la candidatura presidencial de Hermes Binner no se basa en que es el líder político de un movimiento que se dice amplio y también progresista. Con que sea amplio y socialista me basta. Y los valores que transmite no duermen para mí en el limbo a la espera de bajar e iluminar con sus virtudes al militante virginal.
No es la primera vez que una práctica política novedosa se piensa a sí misma con un vocabulario viejo y gastado. En la historia de las ciencias, Louis Althusser nos había enseñado la frecuencia de estos defases en los que el propio creador de un nuevo sistema carecía del lenguaje que pudiera describir la novedad de su descubrimiento. Estimo -después de lo que escribí ya no me permito decir "creo"- que el socialismo popular y federal que asume el poder hace veinte años en Santa Fe es la única novedad en el panorama político nacional en muchos años, y que esta novedad está en estado práctico. Le faltan las palabras que den cuenta de ello. En el programa que presentaron el 22 del mes pasado se leen algunas de estas innovaciones que deberán explicitar a todo el país y enriquecer en el futuro próximo y en el no tan cercano, que se agregará a la conocida honestidad que ha caracterizado su gestión.
Fortalecimiento del Estado a través de una organización descentralizada con relaciones en red. Las experiencias realizadas hasta la fecha de formas de democracia "semidirecta". La idea de un gobierno "abierto". La naturalización del control como política de Estado. El rediseño organizacional del Estado nacional en función de la regionalización y la descentralización. La creación de consejos sectoriales de gestión y seguimiento de políticas públicas. El modelo de salud pública como sistema gratuito con tres niveles de complejidad.
Hay una experiencia de veinte años de un pensamiento socialista municipal en acción, que hace una nueva experiencia a nivel provincial y que se propone a todos los argentinos. Llevará tiempo "ampliarla" a los problemas nacionales y crear los cuadros políticos y técnicos para pensar concretamente al país.
La gestión no es un asunto de tecnócratas. La dicotomía ideología-técnica es propia de una concepción arcaica y moralista de la política. La democracia no es un "valor" sino un dispositivo que combina distintas formas de construcción y distribución del poder, y una serie de procedimientos.
Los valores no son sustancias, sino modos en que apreciamos, rechazamos, repelemos o admiramos en circunstancias de la vida de todos los días. Los valores son acciones, y no son siempre conscientes. Es usual el caso de quien ostenta un valor en salones de recepción y en púlpitos, y que en la cocina de su vida se conduce como Mr. Hyde. Pero no por "hipocresía", sino porque la ética es una cuestión de sensibilidad y de lo que los filósofos llaman sentimientos morales. El "asco", por ejemplo, es un gesto moral y se lo siente con el cuerpo. La envidia lo mismo. Hasta la ignorancia lo es. "La ignorancia es una pasión", pensaban los moralistas franceses.
Por supuesto que la honestidad de la gestión socialista es una característica totalmente anormal en la sociedad argentina. Es un rasgo de "locura", hasta tal punto que parece una extravagancia. Nos gusta más que nos gobiernen personajes corruptos para poder así dormir en paz con nuestra propia corrupción bajo la almohada. La transparencia de la que da ejemplo Binner se vuelve un superyó demasiado exigente para una sociedad que se administra a sí misma con ilegalismos que ya se han transmitido metódicamente de padres a hijos.
La denuncia a la corrupción no rinde -lo han mostrado las últimas elecciones-, no se ve en qué puede beneficiar a la sociedad un socialismo popular y federal que además es decente. Pero eso ya no sólo depende de Binner sino, fundamentalmente, de nosotros.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Walter Malosetti, de festejo: ocho décadas resumindas en ocho discos



Nota publicada hoy en Clarín. Walter es un talentoso del jazz a nivel mundial.

El legendario guitarrista, compositor y maestro del jazz argentino festeja con un show sus 80 años. A pedido de Clarín.com, eligió sus discos fundamentales: uno por cada década de una vida dedicada a la música.

El legendario guitarrista de jazz Walter Malosetti festejará esta noche sus 80 años (65 ininterrumpidos con la música) con un recital en el Club Atlético Fernández Fierro (Bustamante 764, a las 21.30). Recientemente nombrado "Personalidad destacada de la cultura" en la Ciudad de Buenos Aires, el mítico músico interpretará canciones clásicas de Duke Ellington, Louis Armstrong o Jim Hall, más algunos anticipos de su nuevo disco, Esencia.
Guitarrista, compositor, maestro. Y obviamente un gran melómano. Clarín.com le pidió a Malosetti que le dé forma de música a la celebración de sus 80 años, con la elección de ocho discos fundamentales, uno por cada década de vida.
Con la aclaración de que la lista debía ser en realidad de "unos 100 nombres", más un pedido de disculpas por los admirados que no son mencionados, el mítico guitarrista tomó la consigna. Aquí va:

Aleman '72 - Oscar Aleman "Escuché sus discos en todas mis décadas, comenzando por la del 30. El maestro me invitó a participar en este disco. Mi agradecimiento es permanente".
Minor swing – Django Reinhardt & Stéphane Grappelli "Django fue de un valor increíble, que no puedo expresar en palabras. Una gran influencia, tengo todos sus discos".
Charlie Christian con el Goodman Sextet "Charlie Christian en 1939 en la orquesta de Benny Goodman junto a Fletcher Henderson. También tengo sus discos. Fue una gran influencia en mi formación".
Satchmo live – Louis Armstrong "Lo escuché y lo seguiré escuchando porque siempre me emociona".
Stardust – Hoagy Carmichael "Lo escuché en la década del 40. No puedo precisar la fecha en la que escuché "Polvo de estrellas" por primera vez, pero era muy chico. Podía tener entre 12 y 15 años. En aquellos años en la radio a veces se escuchaba algún programa de jazz. "Polvo de estrellas es una canción muy importante para el jazz, una canción que a mí me encanta. Fue uno de los temas más grabados: todos los grande lo hicieron".
Portraits of Duke Ellington - Joe Pass "Joe Pass es un virtuoso que me apasiona escuchar. He tenido el placer de compartir con él Clínicas de guitarra jazz en mi escuela de Virrey Cevallos".
A wonderful World – Tony Bennet "Admiro profundamente su estilo, su forma de compartir el jazz".
Jim Hall & Pat Metheny "Escucho todos los álbumes de Jim Hall con gran respeto y admiración".


A modo de bonus, el guitarrista también mencionó al “Summertime” de George Gershwin en la versión de Ella Fitzgerald y Louis Armstrong (“¡Sublime!”) y al elegante guitarrista estadounidense John Pitzzarelli (“Este año he escuchado en vivo a John y a su orquesta. He tenido el placer de saludarlos y decirles cuánto los admiro”).

http://www.clarin.com/espectaculos/musica/Walter_Malosetti-jazz-discos_0_563343828.html

Banquina - Ruta provinvincial 210


El domingo pasado vine con mi familia desde San Vicente a Cap. Fed. por la ruta provincial 210 (luego Hipòlito Yrigoyen). El tránsito fue infernal, muy lento. Lleno de autos. Sin embargo, la nota siempre la dan los mal educados que utilizan la banquina para pasar la filas de automóviles que si van por la ruta. Lo llamativo, es que no hay ningún control policial. No solamente algunos utilizan la banquina, sino que tampoco llevan las luces obligatorias encendidas. Hay que tener mucho cuidado. La policía bien gracias.

De acá para allá - de Martin Kohan para Perfil


A veces, cuando viajo a Chubut, pienso un poco en Mario Das Neves. Y otras veces, cuando no viajo, pienso en cambio en Felipe Solá. Los hemos visto compartir las ideas del kirchnerismo, adherir a sus posturas, avalar sus decisiones, entusiasmarse con el tan mentado modelo. Los hemos visto después arrepentirse y desaprobar con energía eso que, antes, con igual energía, habían más de una vez aprobado. Los vimos devenir opositores y ahora los vemos oponerse a la oposición, ponerse en contra primero y después ponerse en contra de aquellos que están en contra. Un paso más que den, apenas un solo paso, y tal vez serán kirchneristas de nuevo. ¿Por qué no? ¿Podrían, llegado el caso, regresar Das Neves o Solá a las filas del oficialismo? Claro que sí, ¿por qué no? No tendrían que hacer, para eso, más que abrir de par en par las puertas del closet donde en su momento metieron a empujones al kirchnerista que resueltamente eran. Y que estuvo todo este tiempo escuchando las cosas que se decían afuera, con la oreja pegada a la puerta. Y esas cosas eran, más que nada, las reprimendas de Eduardo Duhalde, o bien los pedidos de mano dura de De Narváez, o bien las consignas de Duran Barba repetidas por Mauricio Macri.
Después de todo, ¿qué era lo que en el fondo querían Mario Das Neves o Felipe Solá? Querían ser presidentes de la Nación. Una ambición que, en ellos, que son políticos, resulta al fin y al cabo tan legítima como la del bancario que quiere llegar a gerente, la del mozo de restorán que quiere llegar a maître, la del ayudante de cátedra que quiere llegar a titular, la del movilero que quiere llegar a conductor de un programa. Se soñaron presidentes y estimaron que, en el kirchnerismo, les tocaba una espera larga, de tres turnos: Néstor-Cristina-Néstor. Pero la muerte, es decir lo imprevisible, alteró tiempos y esperas. Y el atajo apetecido trocó de repente en rodeo: el camino más corto en camino más largo.
El General Perón, según refiere la tradición, ha dicho alguna vez que los peronistas son como los gatos: parece que se pelean, pero en verdad se están reproduciendo. Lo interesante de estos dos peronistas, Das Neves y Solá, es que además de pelear con otros pelean consigo mismos: con su conciencia, con su pasado, con sus decisiones, con sus arrepentimientos. ¡Que se queden los dialécticos con su vana necesidad de resolver y superar las contradicciones! A ellos, en cambio, que son peronistas, las contradicciones los impulsan y los guían.

http://www.perfil.com.ar/ediciones/2011/9/edicion_611/contenidos/noticia_0009.html

viernes, 16 de septiembre de 2011

El error de denigrar a la oposición - Tomás Abraham para La Nación

Interesante nota del filósofo que publicó hoy en La Nación.

La prensa hostil al Gobierno comete un grave error al denigrar como lo hace a los políticos de la oposición. Es la misma falla de cálculo de muchos periodistas cuando, en 2009, decretaban el acta de defunción del kirchnerismo luego de unas elecciones en las que nuevamente los malentendidos incidieron en el resultado más que el anhelado voto racional y programático.
Por un lado, nadie puede desconocer que muchos de los que hoy califican al arco opositor con todos los epítetos degradantes que encuentran a mano optaron, por medio de distintos canales de expresión, favorecer a algunos de sus representantes y, a veces, hasta lo hicieron con entusiasmo.
En la prensa gráfica o en la televisión, en los medios en general, un periodista se solazaba en entrevistas con sus elogios a Duhalde y le servía la mesa bien tendida para que eligiera los manjares de su predilección, mientras otros, con más discreción pero no menos decisión, apoyaban la alianza Alfonsín-De Narváez como la mejor alternativa al gobierno actual.
No faltaron quienes se apenaron de la postura de Mauricio Macri por no haberse arriesgado a ser candidato presidencial de un modo en excesivo cauteloso sin percatarse de que la República lo necesitaba.
No hace falta practicar el periodismo militante para emitir opiniones y llevar a cabo minuciosos análisis de la realidad con inclinaciones políticas manifiestas o tácitas. La calidad periodística tiene que ver con el lenguaje oral o escrito del que se dispone, la profundidad de mira, la cantidad y la selección de la información que se ofrece, la riqueza de las contradicciones y de los dilemas puestos en juego.
Lo deshonesto no es tener simpatías políticas, adhesiones ideológicas u opciones morales, sino la de untarlas con criterios de objetividad para justificar tomas de posición solapadas.
Por eso es algo injusto que en cierta prensa, luego de los resultados de las primarias, después de que la decepción diluyera sus anteriores ilusiones, la reacción se desencadenara casi en forma unánime con furia y desprecio, y que culparan a los presidenciables de actos y pensamientos pecaminosos, con los que un cierto periodismo olvidado de sus preferencias se había identificado.
Son muchos los que se lamentan que se haya perdido una oportunidad de al menos equilibrar el poder, si no de sustituirlo, y miran para atrás con melancolía por el fracaso electoral. Nos dicen que si Cobos, si Sanz, si Binner, si Macri, si Duhalde y Rodríguez Saá, etcétera, hubieran tomado otro rumbo que el transitado, hoy viviríamos una realidad diferente con un horizonte más promisorio.
Supongamos que con zonda y con pampero a favor, Ricardo Alfonsín o Eduardo Duhalde, cualquiera de ellos, hubieran sacado 34% de los votos y Cristina un 46%; cabe imaginar que ante este regalo de la providencia, para la prensa opositora los mismos personajes con la misma falta de ideas ya no serían enanos y mediocres sino promesas bienaventuradas.
Vaya uno a saber cuál es la razón por la que Cobos, Alfonsín, Sanz, Duhalde, Rodríguez Saá, Binner, Macri, tildados en forma escalonada y de acuerdo con el paladar de los comunicadores de pusilánimes, improvisados, teloneros, sospechados, folklóricos, ambiguos y oportunistas, de haber quedado mejor posicionados en las primarias se hubieran hecho merecedores de la confianza de los formadores de opinión.
Pero, finalmente, ¿cuáles son los puntos de intersección que unen al periodismo contra la grave falencia que define a sus parientes políticos de la misma familia opositora? Es el argumento acusatorio de que no se juntaron -como parece juntarse el periodismo opositor- para ganarle al Gobierno. Claro, no por el mero hecho de no juntarse, sino por no haber sabido encontrar los puntos de coincidencia para construir una opción congregante, y dejarse llevar por narcisismos de parroquia y mezquindades de comité.
De acuerdo con este irrefrenable ímpetu de oponerse, se denuncia que el sistema republicano en nuestro país está en peligro, que una nueva dictadura se avecina, se advierte que la prensa libre será silenciada y que, por motivos sombríos y de interés sectorial, ya sea por el voto-empleo, el voto-cuota, el voto plasma y el voto-apatía, nuestra ciudadanía ingresa inconscientemente en el corral cual rebaño entregado al sacrificio bíblico. Un nuevo holocausto.
Vaya uno a saber si esta temida presunción es verosimil o no, todo puede pasar en este mundo imprevisible. Los agoreros pueden vaticinar una cosa y/o cualquier otra. Las disyunciones no siempre son excluyentes. En todo caso, la crítica opositora de la prensa, reflexión mediante, se concentra en el peligro que amenaza a las instituciones de la República y en el temor ante la posible y temida crisis económica a la que un gobierno clientelista nos puede irresponsablemente conducir.
Un nuevo Rodrigazo, acompañado por el caos político, es una situación límite que hay que neutralizar antes de que sea tarde. Por eso, la prensa anti-K llama a una coalición para la salvación nacional, que nuestros políticos mediocres han desoído dejando a la ciudadanía a merced de un poder inescrupuloso.
No somos un pueblo caracterizado por la moderación, sino más bien una comunidad de exagerados volátiles, con tendencia al hiperbolismo, lo que nos conduce, por sentimientos de necesidad y urgencia, a tomar decisiones erradas y apresuradas.
Rápido un plan económico para que lluevan inversiones. Rápido un acuerdo con el Club de París para que lluevan créditos a tasas bajas. Rápido reinstalar el verdadero Indec para que mida el 25% de inflación. Todo rápido y posible como si en nuestro país las decisiones económicas estuvieran a merced de la genialidad de un par de hombres y no del estrecho abanico de opciones que nos deja el mercado mundial.
A Menem no le quedaba otra medida posible que las privatizaciones, la convertibilidad y aceptar el plan Brady. Los que no lo creen pueden preguntarles a los sabios de los 90 qué otras medidas ignotas tenían en cartera. De la Rúa, con déficit estructural, sin financiación externa, una deuda impagable y monedas espurias en varias provincias, poco podía hacer si no bajaba el gasto. Y los Kirchner, con el regalo de la devaluación y el default declarado, más la eclosión de precios de las commodities , no hicieron más que aprovechar la ocasión que la globalización ponía en nuestras puertas.
Del mismo modo en que lo hizo, con mayor o menor éxito, todo el tercer mundo (hoy, países emergentes).
No hacemos lo que queremos sino lo que podemos, por más que se hiera nuestra vanidad y sentimiento de grandeza. La mentada autoestima no consiste en el maquillaje tecnopolítico y un desfile bicentenario, como tampoco lo era con la Argentina Potencia ni el Mundial 78. La autoestima, por lo general, no se proclama a los gritos sobre un taburete, no es un síndrome maníaco-depresivo, sino un accesorio lateral que reporta un poco de serenidad.
No se trata de juntarse contra el Gobierno y poner en marcha el famoso plan con sus increíbles medidas si queremos evitar una crisis terminal que destruya la República.
Por mi parte, no creo en este tipo de fatalidades. Un país dependiente como el nuestro necesita hilar fino y por un buen tiempo. En un momento político como el actual, lo que hay que hacer no es lo que la prensa furiosa sugiere y recomienda. No hay que juntarse, sino, por el contrario, lo que hay que hacer es diferenciarse. Lo que no quiere decir arrogarse la primacía política sobre la base de una pureza doctrinaria e ir al frente ciudadano con espíritu de secta, sino profundizar aún más el pensamiento propio y encarar cada uno de los problemas del país para ofrecer una alternativa posible a la conducción actual. Si de establecer acuerdos se trata, hacerlo con sectores políticos con los que hay coincidencia en valores, propuestas estratégicas comunes, prioridades políticas consensuadas, y que la heterogeneidad de tradiciones, la variedad de héroes epónimos y la historia singular que se evoca no sean un obstáculo para construir en el tiempo una opción consolidada por una larga marcha juntos.
No hay como la convivencia y la tarea diaria -ya sea en el Congreso y respecto de temas puntuales de la coyuntura nacional- para probar la consistencia de una unión. Cuando los interesados sólo se juntan porque no soportan la soledad y los une la desesperación, lo más probable es que el vínculo estalle por falta de triunfos inmediatos o que la inercia prolongue una asociación abúlica sin protagonismo alguno.
Este gobierno tiene la peligrosidad de la que ha hecho gala en estos ocho años de manipulación administrativa y narrativa. La conocemos. Le importa un rábano la Constitución, que considera materia de leguleyos. Elaborará una nueva Ley Fundamental cuando así le convenga. Prensa oficialista no le falta para crear el ambiente plebiscitario si la soja acompaña. El relato que el poder político hace de sí mismo y que bautiza con el nombre de "pensamiento nacional" es rancio, aldeano, nostálgico de la siesta colonial y de las guerras gauchas. Le agrega la épica de los años 70 con impudicia politiquera. Capturará sin pagar derechos de autor ideas de adversarios, como lo hizo con la mediación de Botnia, la asignación universal, el matrimonio igualitario, y ahora con altisonantes planes estratégicos. Pero, además, por si esto fuera poco, se le suma, por la obsesión de enfrentarlo, de no perder un poco de protagonismo, la peligrosidad de quienes se ungen a sí mismos como profetas de paraísos artificiales o heraldos de salvadores de la patria, sin ideas ni experiencia, y por más que se junten no ofrecen otro recetario que el de remedios domésticos para agravar, más que curar, las dolencias de las que se habla tanto.

miércoles, 14 de septiembre de 2011


Comparto una frase que me paso mi jefe. Es extraordinaria. El autor de la misma es Seth Godín.

LA CLAVE DEL ÉXITO ESTA EN REINVENTARSE…

Porque el mundo es:
De los líderes con identidad propia…
De los que hacen y dejan su sello…
De los que se atreven a ser creativos y romper el molde…
De los que respetan el legado pero se juegan por la osadía…

El malentendido - Tomás Abraham para Perfil


Comparto la excelente nota sobre Sarmiento que publicó el filósofo este domingo en Perfil.

El lunes pasado ya tenía escrita la nota del domingo. La escribo con días de anticipación porque la corrijo decenas de veces. Las líneas fundamentales y el ochenta por ciento de las notas, una vez en el horno, salen rápido, pero el aderezo lleva mucho tiempo. Adverbios, preposiciones, frases oscuras, vocablos repetidos en la misma oración, una palabra que aclara la idea; todo eso lleva tiempo.
Así que el lunes, como decía, mi editora de PERFIL, Silvina Márquez, me envía un correo  para consultarme si podía escribir una nota especial para el 11 de septiembre. Por lo general, soy una persona diligente y me gusta satisfacer pedidos y también me gusta que me apuren porque estoy acostumbrado a vivir entre la espada y la pared. No hay como el apriete. Pero en estos días, mis energías y mis terminales neuronales están que arden, camino cuesta arriba y me falta el aire. Quiero vacaciones. No puedo crear ideas al por mayor dos veces por semana. No es fácil este oficio. No escribo sobre lo ya pensado ni tengo un formato previo ni una matricería amiga que me envía los moldes.
El desierto es mi sitio, no es alarde romántico, es la vida del beduino cerebral, del nómade que sabe que pensar tiene ruido a vacío, no a hueco, no es un chiste, no es de cabeza hueca, sino de vaciar lo que ya está escrito.
Lo dicen las grandes autoridades; lo dijo Bacon, el pintor, lo repite Gilles Deleuze, crear una forma es borrar las que ya están. Y les aseguro que en materia de actualidad política, de ideas filosóficas, todo ha sido dicho, por lo tanto, antes de decir algo, hay que borrar, crear el desierto propio.
Bien, le dije a Silvina que no tengo restos para escribir sobre Sarmiento, que me quedé sin podadora para desertificar el terreno y que, en todo caso, averiguara si me dan tres días más de plazo, hasta el último momento posible; si era así, vería si podía escribir unas líneas sobre Sarmiento inmortal.
Respuesta de mi comprensiva editora: “No se preocupe, es por las Torres Gemelas, puede enviar la nota habitual”. Me reí a carcajadas. ¡Qué buen chiste!, 11 de septiembre. ¡Qué desubicado que soy! Profesor universitario, intelectual, escritor, hombre que enseña y forma gente, transmisor de conocimientos de los grandes hombres de la cultura, estudioso a tiempo completo. ¿Cómo no se me ocurrió que lo que me iban a pedir es que exprese mi opinión sobre el saudita Bin Laden y sus pilotos suicidas, y no sobre este molesto sanjuanino que tuvo el mal tino de morirse en el Paraguay el mismo día en que se cayeron las torres?
Pobre Sarmiento. Pobre yo, que jamás accederé a sus obras completas. No tengo otra alternativa que amarlo. Leí a Sarmiento de a trozos. Un poco de todo y nada de mucho. Soñé con escribir un día sobre él porque me parece el hombre más grande que dio esta tierra. Dije hombre, no dije santo. No es el santo de la pluma, como tampoco hubo un santo de la espada. Hay más de un enano vigía subido sobre los hombros de este gigante que le anda pidiendo certificados de buena conducta y espiando sus travesuras para impedir su descanso en el panteón de la historia.
Sarmiento creía que Europa se moría. Que los ilustrados jamás se sacarían sus ridículas pelucas. Para él, los Estados Unidos de Norteamérica representaban el futuro. El gran país del Norte estaba poblado por un pueblo de irreverentes, con espíritu práctico y pionero. Eran federales a ultranza, municipales a la vez que cosmopolitas. No era la vida provinciana de los cañaverales sureños lo que lo seducía, sino el hierro y el humo de la sociedad de los engranajes. Lo decía a mediados del siglo XIX, antes de que Marx se inspirara en Londres para su teoría del capitalismo industrial.
Así como el judío alemán inventor del comunismo huyó de su Alemania pastoril, el sanjuanino despreció la hidalguía del señor castellano, prototipo de nuestro copetudo portuario y del caudillo provinciano.
Para Sarmiento, no había otra salida para la Argentina que la industrialización y la urbanización. Fue el terror del espíritu colonial, tan feliz con las estancias y los saladeros, con la peonada agradecida y el patrón amigazo. El maestro de maestros no se quería comer a los gauchos, no era un caníbal racial. Eso sí, a laburar. Lo mismo que dicen los chinos hoy. Y lo que llamaba educación popular es lo que hoy llaman sociedad de conocimiento: estudiar para producir, estudiar para progresar, estudiar para transformar.
Popular, porque el sanjuanino no les tenía miedo a las masas. No era Alberdi, que primero pedía disciplinamiento del pueblo y luego, con la riqueza producida, entonces sí, cultura y debate de ideas.
Para Sarmiento, el exaltado, hiperbólico, la industrialización y el progreso necesitaban de la educación popular. Aunque fuere para leer rápido los avisos comerciales que estimulan el consumo. Educación para todo el mundo. Paisanos y doctorcitos, modistas e ingenieros, gallegos y polacos, todos a la escuela pública. Esa escuela a la que hoy   destruyen en nombre de la inclusión y el desprecio al trabajo docente, desprecio del que hacen gala los mismos docentes. Sarmiento era un batallador contra las elites. Mucho antes que Perón, que construyó escuelas e imprimió libros con su foto para los pobres de esta tierra, él sí integró al pueblo al conocimiento universal sin foto propia, sin mención en el Bicentenario, sin efemérides siquiera.
Me ha tocado recientemente hablar ante auditorios conformados por militantes y dirigentes de fuerzas progresistas acerca de temas de actualidad y, entre otras cosas, decía que era una excelente idea que se creara una rama juvenil con el nombre de “La Sarmiento” si querían hacerle fuerza a la mediocre La Cámpora. En ocasiones como ésta, por lo general hay abucheos en más de un sector  y un silencioso rechazo de parte de otros. “Sarmiento tiene mala prensa”, me dicen.
Entonces, habrá que cambiar la prensa; no hay otra. Mientras en nuestro país no hagamos de Sarmiento el ejemplo de todos los argentinos, la mediocridad será nuestro promedio.
No era un puritano, más bien un transgresor. Así como se lo acusa de desmerecer a las razas precolombinas, se lo puede enaltecer por exigir la igualdad de hombre y mujer e igual derecho al trabajo. Las maestras de Sarmiento.
Hay que huir de los escolásticos que desembuchan frases de aquí y de allá para exhibir héroes y malditos de bolsillo. Vi talmudistas y cabalistas enfrascarse hasta el alba para dirimir posiciones sobre una letra o dos. A los trotskistas rescatando marxismo y leninismo con lupa y martillo. Y agregamos a los sarmientinistas, y a los revisionistas históricos, a los escuderos del pensamiento nacional, a los rosistas y caudillistas, a todos aquellos que disfrutan discutir sobre los colores de los papelitos de los caramelos olvidando chuparlos.
Sarmiento es más grande que Borges –quien lo nombró “el soñador que sigue soñándonos”– , el injuriado por antipueblo, racista, aún más grande, entonces, que el gorila conservador pinochetista que escribe a lo Chesterton. Y los dos más grandes aún que Ezequiel Martínez Estrada, quien escribió, como siempre lo hizo, páginas magistrales sobre el gran maestro presidente y sobre la bastardía del gaucho para penar en la soledad por sus pecados. Y todos ellos más grandes que nuestro historiador Halperín Donghi, que tuvo el desatino, otro más, de presentar un libro de gran volumen sobre la guerra del Paraguay: La maldita guerra, de Francisco Doratioto, en donde el reparto de culpas no era el acostumbrado ni por la historiografía revisionista ni por la liberal. Dice Halperín: “El revisionismo es impermeable a estos aportes. Si el autor hubiera intentado escribirlo aquí, este libro lo hubiera llevado a la locura. En Brasil este libro lleva la sexta edición: acá no se va a leer. Porque es serio”.
Gloria y loor. Las Torres Gemelas quedan petisas ante este monumento nacional que aún espera a su juventud.

http://www.perfil.com.ar/ediciones/2011/9/edicion_608/contenidos/noticia_0015.html

En defensa de lo popular - Martín Kohan para Perfil



Intersante mirada de Martín hacia lo popular.

Primero nos lo dio a saber la antropología: cultura es la vasija de cerámica no menos que el irreprochable soneto, cultura es la pintura del rupestre cazador en la caverna no menos que la del genio de atelier sobre su lienzo, cultura es la flecha de madera teñida de sangre animal no menos que la escultura en mármol que parece que va a despertar a la vida. Lo que decía Félix Luna de la historia también se aplica, y tanto mejor, a la cultura: todo es cultura. El penúltimo grito de la moda en las pasarelas de los desfiles teóricos ratificó y mejoró esta tesitura: los estudios culturales, en su versión de fin de siglo, insistieron en la refutación del elitismo rancio y vano. Lo que existe más allá de los libros y los museos, lo que existe más allá de las salas de concierto, es cultura en pie de igualdad. Lo son los deportes, los boleros, las telenovelas; lo son el teatro de revistas, la taba y el mate cocido. ¿Y un compilado de chistes verdes a cargo de Jorge Corona? También. ¿Y la partitura de Saca la mano, Antonio, de Las Primas? También. Y que se revuelvan en sus tumbas los fruncidos de la Escuela de Frankfurt.
Pues bien: no hay entonces motivo alguno de inquietud ante la iniciativa de Avelino Tamargo, a los efectos diputado del PRO, que propició que se declarara a Gerardo Sofovich “Personalidad destacada de la cultura de la ciudad”. La distinción le fue otorgada el pasado lunes en el Salón Dorado del Palacio Legislativo. Allí mismo se votó, en 2009, la ley que dio lugar a este reconocimiento. El vicepresidente primero de la Legislatura, Oscar Moscariello, también del PRO, opinó en esta ocasión que Sofovich “si hubiera nacido en Estados Unidos hubiera sido un émulo de Woody Allen” (basta con que se conjuguen el judaísmo y la comicidad para que sea traído a colación Woody Allen). Hubo aplausos y emoción y una general sensación de justicia. En vez de declarar que no era merecedor de la distinción, como hacen tantos premiados en un acting de modestia, el propio Sofovich avaló la decisión y hasta amplió generosamente el dictamen, destacando que había llegado a obtener “60 puntos de rating por apostar a lo popular”.
En mi casa, cuando era chico, no nos perdíamos ni uno solo de los programas de Sofovich. Mientras se emitían Operación Ja Ja, La peluquería de Don Mateo o Polémica en el bar, no volaba ni una mosca callada. De esa forma contribuimos, mi familia y yo, así sea en una proporción muy modesta, a esos 60 puntos de rating que validan a esta personalidad destacada de la cultura con la garantía definitiva de la popularidad certificada. No obstante a mí, en Polémica en el bar había algo que me ponía nervioso. Y ese algo tenía que ver con la cultura popular justamente. Se recordará, porque es imposible olvidarlo, que en una punta de la mesa de ese cafetín de Buenos Aires se sentaba Minguito Tinguitella. Minguito mascaba un escarbadientes, se fregaba un dedo en la oreja, se comía las eses: todo en él intentaba remitir a un carácter popular reconocible. A menudo Minguito Tinguitella equivocaba las palabras, confundía una con otra, se perdía en los argumentos, no seguía las razones. Por lo visto, le costaba entender y le costaba expresarse. Era bueno y era querible, pero también muy limitado. Y como por lo general hacía falta explicarle las cosas, como se hace con las personas brutas, o traducir lo que él intentaba expresar, había un personaje en esa mesa que asumía tal deber pedagógico. Solía ser Rolo Puente. Rolo Puente, clase media, hincha de Ferro, bien vestido, educaba y corregía a Tinguitella, personaje popular, hincha de Boca, de funyi y alpargatas.
Pero ocurre que Rolo Puente tendía a equivocarse a su vez. Los suyos no eran errores premeditados, decididos por el libreto; eran más bien errores propios, errores del actor, del Rolo Puente real, que no debían estar ahí pero se producían de todas formas. Puente se ponía a desasnar a Minguito, porque Minguito se mostraba muy burro, pero él no podía dejar de equivocarse a su vez. La cultura falsa y floja de un medio pelo finalmente vulgar no atinaba a reeducar a Minguito, aunque se burlara de él, y ésa era la venganza inesperada y nada prevista del personaje popular de la mesa.
Tinguitella ya no encarnaba ni al napolitano de Martín Fierro ni al cocoliche de los sainetes. La subestimación hacia lo popular sostenía su presencia en esa mesa de bar. Y aun en el cariño, porque era un cariño condescendiente, no dejaba de notarse el desprecio. De eso no habría que haberse reído.

Un insólito océano de inocentes - J. Morales Solá para La Nación



Un delito sin culpables. Coimas sin beneficiados. Un océano de inocentes para uno de los peores papelones de la Argentina en el exterior. Ese mundo de contradicciones es el que irrumpió ayer cuando un extraño tribunal leyó una sentencia más extraña aún. Un juicio de 16 años terminó en la nada. Una mayoría simple de tres jueces (es decir, dos magistrados) absolvió a los 18 acusados por el envío clandestino de armas a Croacia y Ecuador en los años 90.
Si aquellos acusados, entre los que se encuentran un ex presidente de la Nación y un ex ministro de Defensa, no son culpables, ¿quiénes lo fueron? ¿Cómo y por qué, en tal caso, la investigación fue tan mal orientada durante tanto tiempo? El escándalo de la venta de armas significó en su momento la primera prisión en la historia argentina por delitos penales contra un ex presidente de la Nación. Constituyó al mismo tiempo, en el caso de Croacia, la violación por parte del gobierno argentino de una embargo de armas decidido por la comunidad internacional.
Fue también, en el caso de Ecuador, una farsa: la Argentina, uno de los cuatro países garantes de la paz en el largo conflicto fronterizo entre Ecuador y Perú, rompió la neutralidad y proveyó de fusiles y municiones a uno de los países que entonces estaban en guerra. La causa judicial comenzó en 1995 con una presentación del abogado Ricardo Monner Sans, que encontró el decreto reservado que había hecho posible el contrabando, y lo había precedido una investigación del periodista Daniel Santoro en el diario Clarín.
Hay constancias terminantes de que armas argentinas fueron halladas en Croacia y en Ecuador. Fusiles con la inscripción de Fabricaciones Militares se encontraron en Croacia. Eso no está en duda. A la oficina del ex juez Jorge Urso, que decidió la prisión de Menem, llegó una parte de las coimas cobradas (poco menos de 400.000 dólares), aunque nunca se supo cómo o quién la envió.
Un sector del gobierno de Menem hizo trascender en su momento que el envío de armas a Croacia era una operación pedida por Washington, a pesar del embargo internacional, para equilibrar el poder de fuego en el conflicto de los Balcanes. Sobre todo, para nivelar el poder de aniquilamiento entre Croacia y Serbia. El ex canciller Dante Caputo, entonces diputado nacional, le preguntó sobre esa posibilidad, en una reunión parlamentaria, al entonces jefe del Ejército, Martín Balza. "Sin comentarios", respondió, implícito e indirecto, el jefe militar. En los momentos en que se realizaban los contrabandos se habían registrado muchos movimientos de armas entre y desde regimientos del Ejército. La cancillería de Menem desmintió siempre esa supuesta operación de Washington.
La conjetura de cierto menemismo señalaba también que funcionarios argentinos habían descubierto con Croacia un camino lucrativo. Decidieron continuar con los envíos clandestinos. Apareció Ecuador, que estaba entreverado en otra guerra con Perú, según la dinámica de un conflicto que enfrentó a esos dos países durante casi 150 años. La Argentina firmó en 1942 el Protocolo de Río de Janeiro, que estableció una paz precaria entre ambos países. La Argentina se convirtió así en un garante permanente de la paz entre ellos.
Ni siquiera la extravagancia estuvo ausente del caso. El decreto reservado de Menem autorizó el envío de armas a Panamá, que no tiene ejército, y a Venezuela, cuyo presidente de entonces, el anciano Rafael Caldera, dijo que no las había pedido y que tampoco las necesitaba. El decreto reservado fue redactado de tal manera que permitía el envío clandestino de armas a cualquier lugar y en cualquier momento.
Rio Tercero

El caso tuvo un episodio espectacular a fines de 1995, cuando explotó parte de la fábrica militar de Río Tercero, en Córdoba, que dejó un saldo de siete muertos y más de 300 heridos. Testimonios de dentro de la propia fábrica aseguraron que la voladura fue intencional para hacer desaparecer las pruebas del contrabando de armas. El caso pasó de un desastre accidental, argumentado por la administración de Menem, a una explosión programada y coordinada, según la conclusión de los peritos. Muertos, heridos y destrucción. Ese era el saldo de la sospechosa explosión. Menem fue procesado por eso en 2008.
Un edificio de papeles se construyó con esta causa, que tuvo su mejor fiscal en Carlos Stornelli, el primero que se hizo cargo de la investigación. ¿Adónde irán ahora esos papeles, si la Cámara de Casación confirma la resolución de ayer? Menem estuvo seis meses en prisión en 2001 por este caso. Un respetado diplomático argentino, Oscar Camilión, terminó su carrera política de la peor manera. Había vuelto a la Argentina, desde un alto cargo en las Naciones Unidas, para asumir como ministro de Defensa del menemismo. Camilión le pidió a Menem, en medio del escándalo, el relevo de toda la conducción de Fabricaciones Militares. Menem rechazó el pedido de Camilión, quien debió renunciar poco después.
La pregunta que nadie puede responder es si la decisión de ayer de dos jueces (un tercero votó en disidencia) se debió a que honestamente encontraron graves errores en la instrucción de la causa y, por lo tanto, se vieron sin argumentos para condenar a los sospechosos. Esa es una posibilidad.
Hay otra. Menem se convirtió en los últimos dos años en una pieza clave del kirchnerismo para el control del Senado. El ex presidente festejó el triunfo opositor en las elecciones legislativas de 2009, pero luego se convirtió en el primer senador supuestamente antikirchnerista que desertó hacia el kirchnerismo. El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, dijo en público que tenía con él un trato frecuente y respetuoso. Menem es candidato ahora en La Rioja para renovar su mandato como senador con el apoyo implícito del kirchnerismo. "Lo que necesitamos son tres senadores propios por La Rioja", explicó hace poco un operador kirchnerista.
El control de grandes superficies de la Justicia por parte del kirchnerismo no es una novedad, pero nadie está en condiciones de asegurar, por ahora, que la decisión de ayer haya sido más política que judicial. Sólo es demasiado extraño que un delito probado y una investigación tan larga hayan terminado sin inculpados. Nada. Un enorme vacío de culpables aparece detrás de la innegable culpa.
http://www.lanacion.com.ar/1405957-un-insolito-oceano-de-inocentes

viernes, 9 de septiembre de 2011

La filosofía de Foucault - Esther Díaz


Ayer, revolviendo libros de una de las bibliotecas, me cruece con este libro que había leído hace unos cuantos años atrás. Me pareció excelente. Es un libro muy recomendable para ingresar al mundo Foucault. Es clara, ameno, sin dificultades y con rigor teórico. Al que le interese no va a perder tiempo.

Entrevista a Richard Stallman impulsor del software libre



Comparto la entrevista publicada en el diario La Nación.

Por Pablo Martín Fernández  

Stallman: "Yo no soy un héroe"
El principal referente del movimiento que impulsa al software libre opina sobre los planes públicos de tecnología en las aulas, Apple, Facebook, Microsoft y las revueltas en Medio Oriente
s el líder indiscutido del movimiento que apoya el software libre, aunque su influencia va mucho más allá, y uno de los personajes más polémicos del mundo tecnológico. Richard Matthew Stallman, conocido como RMS, se encuentra en la Argentina para dar varias charlas promoviendo el conocimiento libre, lo que él llama su misión.
Para relativa sorpresa de los organizadores de la Conferencia Internacional de Software Libre en la que participaba, Stallman se despachó contra el plan Conectar Igualdad (al que llama "Condenar a maldad" en un típico giro a la RMS) y el proyecto Sarmiento ("Esclavizarmiento", según él) porque en ambos casos las máquinas incluyen Windows como sistema operativo. Aunque en los pasillos de la conferencia lo trataban de convencer de que fue muy difícil lograr incluir software de código abierto en Conectar Igualdad (los equipos incluyen ambas opciones), RMS cree que Windows ("software privativo", según su movimiento, debido a que no da las mismas libertades que el modelo libre) no tendría que formar parte del proyecto.
En la entrevista compartida con un colega de Página 12 , a la que se le sumaron algunas preguntas en los pasillos, Stallman habla, en un castellano que mejora visita a visita, de software libre, los planes estatales de educación, Apple, Facebook, Microsoft, Twitter y las revueltas de Medio Oriente. Todo en el marco de su ya clásico sentido del humor. Una muestra: tras la entrevista pregunta en spanglish: "¿Cómo se separa a un soldado del ejército? Con un desoldador ".
¿Cuáles son sus críticas al plan Conectar Igualdad? Todos los políticos honestos deberían condenar este trabajo con Microsoft. Me parece que no hay total conciencia de eso. Hablo de los efectos del plan "Condenar a maldad", porque hablo de los efectos que tienen en los chicos hablar de Windows. No hablo de los motivos, hablo del efecto y no debemos ignorar el efecto enfocandonos únicamente los motivos. Algunos tienen buenos motivos pero no basta. Hay que corregir el mal efecto. Hoy en día cuando una escuela pública piensa enseñar con software libre no tiene la opción porque entran las netbooks con Windows.
Una maestra me dijo que al llegar netbooks con Windows, se les complica usar la otra opción. Los chicos a los que les gusta el software libre se ven exigidos por los maestros a usar Windows en la clase. Si alguien borra Windows de la máquina lo reprimen.
Su crítica se mantiene aunque tenga una opción con software libre pre instalada, ¿por qué? Sí, porque aunque lo tengan no es una opción real. Tienen una opción injusta pero conocida, con presión de los maestros de usarla y otra más o menos ética porque Ubuntu no es totalmente software libre aunque es mucho mejor que Windows. Decir que es imparcial sería una mentira. No es imparcial.
En América latina, ¿qué países están haciendo las cosas como usted quiere? Ecuador comenzó hace unos años a planear la migración de sus escuelas públicas a software libre. Es una decisión clara y no va a distribuir computadoras con software privativo.
¿Por qué cree que el gobierno argentino sí lo hace? Solo podría adivinarlo y no es lo que más me interesa, lo que sí es cierto es que el Estado no debe distribuir ni recomendar un programa privativo al público, y menos aún si es de una empresa extranjera. Tiene el deber de fomentar la libertad, de proteger la libertad.
Se habló mucho de la idea de que las redes sociales fueron claves para las últimas grandes protestas sociales. ¿En qué medida esto, relacionado con Facebook y Twitter, es una trampa?
Facebook no es tu amigo, Facebook es una trampa. "Desamistá" a Facebook hoy, inventé una palabra una traducción de "unfriend".
Pero, ¿qué relación ve entre las movilizaciones y la tecnología? Las tecnologías pueden ser útiles y al mismo tiempo ser trampas, evidentemente muchos encontraron útil comunicarse por Facebook para organizar protestas. Estoy en favor de estas protestas y yo no usaría Facebook. Tengo que reconocer que han logrado algo muy bueno usando Facebook, pero también tengo que decir que Facebook hace cosas muy malas. Acumula datos de la gente. Es su modelo de negocio, por eso pido a la gente que no ponga mis fotos en Facebook. No quiero que Facebook use su sistema de reconocimiento de caras para hacer una base de datos sobre lo que hago yo.
¿Qué opinas de Anonymous? Anonymous mayormente hace protestas en sitios web y han hecho sus protestas contra empresas y organizaciones que habían actuado muy mal que habían hecho cosas horribles, crímenes, entonces me parece justificado lo que hace Anónimos.
En los últimos días, tras su renuncia, muchos de los referentes del mundo de la tecnología opinaron sobre Jobs y Apple. ¿Cuál es su opinión? Apple es el pionero en someter a sus usuarios, hace productos que son cárceles.
¿Steve Jobs? Jobs no me importa, me importa el efecto sobre el público del producto de Apple. Por eso, para mí la iPad es iBad ("iMalo", en castellano).
Usted dice que le pide a la gente que no suba sus fotos a Facebook, ¿cree que eso es manejable en este momento? No comprendo. Esta pregunta supone que fuera difícil. Si suben una foto mía no puedo controlarlo pero les pido no poner fotos de mí en Facebook porque no quiero aumentar su base de datos con datos personales de lo que hago.
¿Qué opina de la presión de los gobiernos hacia empresas para que liberen información como sucedió en Inglaterra? El gobierno de Inglaterra quiere usar un pequeño acto de saqueo para distraer la atención de un gran acto de saqueo, es decir las empresas y los bancos que siguen saqueando al país y extrayendo mucho dinero sin siquiera pagar impuestos. El Estado persiguió a los manifestantes y no hizo nada a las empresas, hoy manifiesta su intención de ayudar a los ricos y castigar a los pobres. Los saqueos no fueron una protesta, fueron un delito, fue un robo. No estoy a favor de esto, pero es necesario saber que esto es un pequeño saqueo y no hacer nada contra el gran saqueo es injusto. Primero tienen que perseguir a este y luego al pequeño saqueador.
Volviendo al tema anterior, concretamente, ¿cree que la tecnología tuvo un rol relevante en Medio Oriente? No puedo juzgar, sé lo que he leído en los periódicos. Realmente no lo sé. En diciembre fui a Libia, hice discursos incluso en Benghazi en favor de la libertad. Es posible que haya tenido un poco de influencia para promover la revolución, de todas maneras sé que muchos estudiantes que me escucharon en la facultad son héroes ahora, los honro.
No soy un héroe. Mi lucha es más fácil, no tengo que arriesgar mi vida, los activistas del movimiento software libre no tienen que sacrificar su vida. Nuestra lucha exige solo pequeños sacrificios de comodidad y quizás algo de dinero extra si necesitas una tarjeta inalámbrica que no funciona con software libre y tenés que comprar otra tarjeta para no usar software privativo en el driver, no es ser héroe. Sólo exige no ser muy cobarde y débil..

http://www.lanacion.com.ar/1404750-stallman-yo-no-soy-un-heroe

Así escriben en Clarin

Una muestra de la calidad de escritura que hay en el periodismo. En este caso Clarín. Esto es un mal uso del cortar y pegar y no editar.

El tribunal consideró a los cinco acusados responsables del "homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas, en concurso real con tentativa de homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas", en este último caso por las heridas que recibió Gastón Matera, que acompañaba a Acro la noche que recibió los disparos que le causaron la muerte.

http://www.clarin.com/deportes/Caso-Acro-Perpetua-Schlenker-River_0_550745135.html

jueves, 8 de septiembre de 2011

Frase de Andy Warhol

"Hay que hacer cosas que la gente común no entiende, dado que ésas son las únicas cosas buenas".

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Los números que el gobierno no quiere ver - Martin Lousteau para La Nación


La semana pasada desde esta columna se analizaron algunas cifras que la oposición pareciera ignorar a la hora de interpretar su derrota en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias. Las mismas mostraban la existencia de nada menos que 17 millones de votantes (trabajadores formales, jubilados y perceptores de la Asignación Universal por Hijo) cuyo poder adquisitivo había mejorado claramente desde las elecciones de 2009.
Un estudio llevado a cabo por Hugo Haime parece confirmar la importancia electoral que ha tenido dicha dinámica. Los resultados revelan que, a la hora de explicar su sufragio, lo que más destacaron los votantes de la Presidenta fueron: la mejora en la situación de los jubilados (48%), la lucha contra la pobreza (33%), el subsidio a la niñez (30%), la generación de fuentes de trabajo (29%) y la mejora general de la economía (24%).
En los últimos ocho años, el ingreso promedio por habitante creció 60% en términos reales; y el gasto público per cápita es hoy diez veces superior al de aquel entonces. Se crearon tres millones y medio de puestos de trabajo, con lo que el desempleo pasó del 18% al 7,3% en el mismo lapso, mientras el salario real promedio trepó un 37%. Con estas cifras el país debería sentirse distinto, subido a un ascensor que, ya alejado del Infierno y también del Purgatorio a los que solía referirse Néstor Kirchner, nos llevara con tranquilidad pero sin pausa al Cielo del desarrollo.
Pero todo el crecimiento de estos años no parece haber servido para lograr progresos estructurales e irreversibles. Hoy existen más de nueve millones de compatriotas en situación de pobreza, un guarismo similar al del año 1995, aunque antes se los desamparara y hoy afortunadamente existan recursos para otorgarles un subsidio. Seguramente no contribuya demasiado a sus posibilidades de mejora el padecer una inflación que está entre las más altas del mundo y que cuadruplica al promedio de los países de nuestra región.
Todo el crecimiento de estos años no parece haber servido para lograr progresos estructurales e irreversibles
Desde 2003 gastamos 52 mil millones de dólares en infraestructura y otros 60 mil millones de dólares en subsidios a servicios publicos básicos. Sin embargo, seguimos sin trenes, con nulos cambios en la infraestructura terrestre y portuaria, y con un significativo deterioro en materia energética. El censo de 2010 revela que, de los doce millones de hogares que hay en nuestro país, uno de cada cuatro no posee agua de red, el 47% no tiene cloacas, un 40% utiliza gas en garrafa como combustible para su vivienda, y más de la mitad no tiene computadora. A pesar de la publicidad oficial en Fútbol para Todos, el déficit habitacional de la Argentina continúa sin ser abordado seriamente, tal como nos lo recuerdan de vez en cuando dolorosos episodios como los del Parque Indoamericano a fin del año pasado o las protestas más recientes en Jujuy . Es en esa matriz de abandono de la acción estatal, de librar a la gente a su suerte en condiciones de marginalidad, que comienza a tejerse en Argentina un entramado cada vez más oscuro y sórdido, en el cual la inseguridad también cambia cualitativamente con el avance del narcotráfico.
Finalmente superamos la meta de asignar seis puntos del PBI a la educación pero, tal como lo demuestran los resultados de las pruebas PISA, ésta no mejoró y sigue alejada del estándar de calidad que se precisa para lograr una mayor integración social y verdaderas posibilidades de competir desde una posición de igualdad en el mundo que viene. Y año tras año vemos cómo se retrasa el inicio del ciclo lectivo en alguna provincia.
Los pilares principales del modelo, según la propia concepción del oficialismo, se vienen deteriorando. Debido al aumento de los precios domésticos, la competitividad del tipo de cambio se ha ido perdiendo. Este es uno de los factores que explica por qué el intercambio comercial de nuestra industria con el resto del mundo pasó de estar en equilibrio a ser claramente deficitario: hoy se da en dicho sector un drenaje de dos dólares por cada tres que el complejo sojero genera vía exportaciones. Y el número total de obreros industriales ocupados resulta todavía un 4% inferior al existente en 1997, a pesar de un crecimiento acumulado de la producción superior al 40%. Esta es la realidad, más allá de todos los discursos de reindustrialización.
A pesar de la publicidad oficial en Fútbol para Todos, el déficit habitacional de la Argentina continúa sin ser abordado seriamente
De esta manera se reduce paulatinamente el excedente comercial y la cuenta corriente se vuelve negativa. Si a ello le agregamos el panorama fiscal caeremos en la cuenta de que en la nursery nos acaban de cambiar de gemelos: teníamos los Superávit y ahora nos quedamos con los Déficit. Por si ello fuera poco, en los primeros ocho meses de este año hubo una salida de capitales por 15 mil millones de dólares (desde mitad de 2007 los argentinos sacaron del sistema ahorros por la friolera de 72 mil millones). En este contexto, las reservas internacionales están cayendo por primera vez desde 2002, mientras el resto de los países de América latina sigue aumentando el volumen de este importante reaseguro para tiempos difíciles.
No caben dudas de que la situación económica es, en el sentir de todos los argentinos, incomparablemente mejor que el nadir que experimentamos en 1998-2002. Pero si el Gobierno pretende mantener la tendencia a futuro para cumplir tanto con la expectativa de quienes le dieron su apoyo en las urnas como con los deseos de progreso de los que no, haría bien en mirar estos otros números.
La cuestión no pasa por reivindicar la recuperación de la autoridad presidencial o la necesidad de intervención para equilibrar la acción de los mercados, ni por gastar cuantiosas sumas en áreas que no son prioritarias. El verdadero desafío consiste en que la gente sienta la presencia cotidiana, real y efectiva de un Estado que esté abocado a ampliar y mejorar continuamente, hoy y hacia el futuro, los servicios que brinda a sus ciudadanos. Si existe la firme decisión y somos capaces de trabajar colectivamente, aprendiendo a acumular logros y a corregir errores, podemos lograrlo.