jueves, 20 de noviembre de 2008

El crepusculo de los ídolos (fragmento)


Volor natural del egoísmo.- El egoísmo vale lo que valga fisiológicamente quién lo tiene: puede ser muy valioso, puede carecer de valor y ser despreciable. Es lícito someter a exámen a todo individuo para ver si representa la línea ascendente o la línea descendente de la vida. Cuando se ha tomado una decisión sobre esto se tiene también un canon para saber lo valioso que es su egoísmo. Si representa el ascenso de la línea, entonces su valor es efectivamente extraordinario,- y por amor a la vida en su conjunto, que con él da un paso hacia adelante, es lícito que sea incluso extremada la preocupación por conversar, por crear su optimum de condiciones. El hombre aislado, el "individuo", tal como lo han concebido hasta ahora el pueblo y el filósofo, es, en efecto, un error: no es nada de por sí, no es un átomo, un "eslabón de la cadena", no es algo simplemente heredado de otro tiempo,- es la entera y única línea hombre hasta llegar a él mismo... Si representa la evolución descendente, la decadencia, la degeneración crónica, el estar enfermo (-las enfermedades son ya, a grandes rasgos, derivaciones de la decadencia, no causas de ésta), entonces le corresponde poco valor, y la primera equidad quiere que él sustraiga lo menos posible a los bien constituidos. El no es más que el parásito de éstos...

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