jueves, 9 de febrero de 2012

Un ser especial que veía más allá



Por Pipo Lernoud  | Para LA NACION

Desde chiquito era un creativo: pintaba, dibujaba, escribía y hablaba de esa manera tan particular. Lo conocí cuando tendría 17 o 18 años, por 1967, y, de entrada, te dabas cuenta de que era un ser especial. Cuando cantaba tenía esa vibración muy poderosa, muy artística que trascendía la canción, la música. Nosotros, los de la Cueva y La Perla, abrimos el fuego con temas como "La balsa" y empezaron a buscarnos chicos más jóvenes de barrio como Spinetta. Estaban en su mundo, pero ellos encontraron en nosotros algo así como maestros... ¡No puedo creer que alguien de la estatura de Spinetta nos admirara!
Desde el principio notabas que Luis estaba en la búsqueda. "Muchacha ojos de papel" viene de "Mariposas de madera", como él explicó, y ésa era su forma de probar sonidos con colores, de confundir los sentidos para llegar a un nivel de expresión profundo. En el camino de Arthur Rimbaud fue combinando vibraciones como si fuera su mayor responsabilidad en el mundo.
De chiquito, cuando lo visitaba en la casa, cuando tocaba una canción, mucho antes de que grabara algo, me di cuenta de que era un monstruo; un iluminado. Luego tanto Almendra como Manal se transformaron en una expresión muy fuerte de arte; profundos y en dos extremos, pero hondos. Spinetta después encontró su propio camino. Muy pocas veces fue narrativo, sino más bien expresivo: conservó la visión de que el arte debe tener misterio, que tiene que pegar, antes que volverse algo comprensible. Es el que mantuvo ese fuego hasta al fin.
Las tapas de sus discos. ¡Uff!, fueron una expresión de arte aparte que con el tiempo lo alejó, muy a su placer, de las modas pasajeras y lo mantuvo en su mundo propio, que fue creciendo. El siempre estuvo buscando hasta ayer, hasta hoy. Que las letras se entendiesen o no, no tenía la menor importancia. Lo importante para él era sentir. El F laco era un vidente; quería comprender a un nivel profundo la conciencia que rige el mundo.
Tuvo letras a la altura de los mejores poetas del mundo. Se zambulló de cabeza a buscar en Artaud, con su Teatro de la Crueldad, llegar al límite, o después, en Invisible, buceó en El Secreto de la Flor Dorada , un libro antiguo y poco frecuentado para un músico de rock... Creo que su muerte no significa nada, porque seguiremos por siempre intentando comprender a través de su música algo que él siempre supo.

Acá el link: http://www.lanacion.com.ar/1447263-un-ser-especial-que-veia-mas-alla

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