miércoles, 25 de julio de 2012

Solidaridades - Por Tomás Abraham

Dejo un texto que escribíó Tomás.


Solidaridades

Kicilof dice que quienes critican el uso de los fondos del Ansés para los créditos a la vivienda son unos estúpidos y los economistas que lo justifican unos mamarrachos o algo parecido. Evoca la frase universal de Bill Clinton con un pequeño agregado cuando sentenció “ es la economía  (tal como yo la entiendo)  estúpido”. Según la doctrina del viceprimerministro de economía al invertir en obras se da trabajo, y al darlo las contribuciones a la caja jubilatoria se incrementan, por lo que el saldo es positivo. Doña Rosa, don Ramón festejan, los muchachos de la Biblioteca Parroquial aplauden, los periodistas de Página condescienden, TELAM difunde, 678 pone cara de piola, etc. En la República de Platón, es decir, en el mundo de las Ideas, no deja de ser cierto el teorema de Kicilof, como no deja de ser cierto que en el vacío según Galileo un sueldo de un obrero presente contribuye al retiro de un obrero futuro. Pero en la Tierra, de la que nuestro país es parte por ahora, hay roces, fricciones, obstáculos. Si yo presto a 15% con una inflación de 25%, pierdo diez por ciento de mi capital. Si el gremio de la construcción es uno en el que el trabajo informal tiene uno de los índices más elevados de la población ocupada, es poco probable que lo que no se controló nunca en un 95% la fuerza laboral en el resto se ponga al día. No hablemos de Sueños Compartidos. Que los fondos jubilatorios se inviertan es una realidad en todo el mundo. En sociedades de libre Mercado en donde no hay jubilación de reparto como en los EE.UU, los aportes van a Fondos de Inversión. La diferencia reside en que el capital se deposita en corporaciones que van a la búsqueda del cliente y los seducen con rentabilidades interesantes que les asegure una capitalización futura para el momento en que las necesiten. Las AFJP debían cumplir con esta función, y deben haberla cumplido de algún modo porque es lo que le ha permitido a Kicilof invitar a sus amigos a sentarse como representantes del accionista estatal en los directorios de grandes empresas nacionales y multinacionales. Lo que se les criticaba a las AFJP no es que invirtieran en esas empresas sino que cobraran comisiones indebidas y si lo hicieron durante años fue con la cobertura y la aprobación del Estado nacional durante el menemismo y el kirchnerismo. Cuando el gobierno de Kirchner necesitó Caja arregló con las empresas y se quedó con el capital y el lugar societario heredado con el que ahora financia sus baches. Kicilof recuerda a los estúpidos que el sistema jubilatorio es “solidario”. Esa palabra parecía remitirse hasta la fecha al hecho de que en todas las asociaciones mutuales creadas por el Estado de Bienestar desde los tiempos de Bismark hasta el New Deal, la contribución de cada uno de los interesados iba a un fondo común que comprometía a cada uno de los contribuyentes en una red solidaria. Idea cooperativa, mutualista, característica de las compañías de seguro y de una sociedad que incorpora el factor riesgo en sus cálculos. Este espíritu solidario no fue imaginado para correr en auxilio del kirchnerismo, ni para ser solidario de gobierno alguno, ni para ser empleado de acuerdo a las necesidades políticas del personal ejecutivo transitorio que gobierna las democracias, sino para sus contribuyentes. Cualquier inversión que se haga con ese dinero tiene por meta la garantía de que la persona que ha trabajado toda su vida, en el momento del retiro no será abandonado por la sociedad ya que contará con sus aportes por lo que no es nada descabellado que nombre representantes con voz y voto en lo que respecta al uso de esos fondos. Kicilof dice que él sabe lo que hace a pesar de estar rodeado de estúpidos o mamarrachos o lo que fuere.

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