jueves, 29 de septiembre de 2011

De acá para allá - de Martin Kohan para Perfil


A veces, cuando viajo a Chubut, pienso un poco en Mario Das Neves. Y otras veces, cuando no viajo, pienso en cambio en Felipe Solá. Los hemos visto compartir las ideas del kirchnerismo, adherir a sus posturas, avalar sus decisiones, entusiasmarse con el tan mentado modelo. Los hemos visto después arrepentirse y desaprobar con energía eso que, antes, con igual energía, habían más de una vez aprobado. Los vimos devenir opositores y ahora los vemos oponerse a la oposición, ponerse en contra primero y después ponerse en contra de aquellos que están en contra. Un paso más que den, apenas un solo paso, y tal vez serán kirchneristas de nuevo. ¿Por qué no? ¿Podrían, llegado el caso, regresar Das Neves o Solá a las filas del oficialismo? Claro que sí, ¿por qué no? No tendrían que hacer, para eso, más que abrir de par en par las puertas del closet donde en su momento metieron a empujones al kirchnerista que resueltamente eran. Y que estuvo todo este tiempo escuchando las cosas que se decían afuera, con la oreja pegada a la puerta. Y esas cosas eran, más que nada, las reprimendas de Eduardo Duhalde, o bien los pedidos de mano dura de De Narváez, o bien las consignas de Duran Barba repetidas por Mauricio Macri.
Después de todo, ¿qué era lo que en el fondo querían Mario Das Neves o Felipe Solá? Querían ser presidentes de la Nación. Una ambición que, en ellos, que son políticos, resulta al fin y al cabo tan legítima como la del bancario que quiere llegar a gerente, la del mozo de restorán que quiere llegar a maître, la del ayudante de cátedra que quiere llegar a titular, la del movilero que quiere llegar a conductor de un programa. Se soñaron presidentes y estimaron que, en el kirchnerismo, les tocaba una espera larga, de tres turnos: Néstor-Cristina-Néstor. Pero la muerte, es decir lo imprevisible, alteró tiempos y esperas. Y el atajo apetecido trocó de repente en rodeo: el camino más corto en camino más largo.
El General Perón, según refiere la tradición, ha dicho alguna vez que los peronistas son como los gatos: parece que se pelean, pero en verdad se están reproduciendo. Lo interesante de estos dos peronistas, Das Neves y Solá, es que además de pelear con otros pelean consigo mismos: con su conciencia, con su pasado, con sus decisiones, con sus arrepentimientos. ¡Que se queden los dialécticos con su vana necesidad de resolver y superar las contradicciones! A ellos, en cambio, que son peronistas, las contradicciones los impulsan y los guían.

http://www.perfil.com.ar/ediciones/2011/9/edicion_611/contenidos/noticia_0009.html

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