Posteo la nota que publicó el Tomás en su blog personal. Muy interesante su análisis.
Este juicio ha sido posible por un proceso de debilitamiento de las Fuerzas Armadas como factor político determinante durante cincuenta años del siglo XX. Este “desguace” del poderío de fuego y de condicionamiento de la vida de los argentinos pasó por una serie de fases. Las enumeramos.
El Cordobazo de 1969 en la que descolló la figura del militante de izquierda Agustín Tosco que dio por terminado el proyecto de fundar una república franquista a la vez que modernizadora en el país. Fue el fin del Onganiato a la vez que la ilusión de los militares que podrían llegar a concitar el apoyo de la mayoría ciudadana con figuras de prestigio en algunos sectores civiles como Aramburu junto a la idea de Lanusse que creía que él también podía ser una figura de recambio.
La guerra de las Malvinas de 1982 que por el sacrificio de conscriptos derrumba el enorme poder del Proceso que con Galtieri tenía proyectos de instalarse por largo tiempo.
La derrota en diciembre de 1990 del sector carapintada comandado por Seineldín una vez que la astucia de Menem dividió a las fuerzas armadas e impidió que un nuevo dictador sanguinario en nombre de valores nacionalistas antiimperialistas aprovechara la llegada de Bush padre al país para lograr el apoyo del pueblo supuestamente traicionado por el entreguismo del presidente. En esa batalla murieron varios militares que impidieron el golpe de Estado.
El Juicio a las Juntas durante el gobierno de Alfonsín en el año 1984 cuando el ejército no sólo tenía poder de fuego sino que aún dominaba la escena política.
La muerte del soldado Omar Carrasco que termina con el servicio militar obligatorio vigente desde el año 1901. Le quita al ejército un poder administrativo, educativo y político de gran importancia.
Ignorar esta historia, o peor aún, denigrarla, muestra que más allá de un acto de justicia por el delito de crímenes de lesa humanidad, se busca otro efecto que algunos llaman “construcción de poder”. Se trata de un eufemismo, porque es algo bastante más sencillo. Es una falsificación que encubre una serie de hechos que han permitido la vigencia de instituciones republicanas por elecciones democráticas luego de medio siglo en el que el país vivía bajo tutela militar, y que nos permiten llevar a cabo juicios sin condicionamientos ni apremios que lo impidan.
Nuevamente, no rendir homenaje a esta historia, no reconocerla por arrogarse el mérito de ser el gobierno en el que se ha dictado la sentencia luego de treinta años de la perpetuación de los crímenes, es un acto de justicia inscripto en una estrategia antidemocrática justificada por un relato fraudulento.
Acá el link: http://tomabra.wordpress.com/2011/11/01/el-juicio-de-la-esma/
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