lunes, 11 de febrero de 2008

Entrevista a Gilles Deleuze (parte IV)

Tras el archivo, o tras el análisis del saber, Foucault descubre el poder y, después, la subjetividad. ¿Cuál es la relación que existe entre saber y poder y entre poder y subjetividad?
Delueze: El poder es justamente ese elemento informal que atraviesa las formas del saber, que está bajo ellas. Por eso se llama microfísico. Es fuerza, relación de fuerzas, no forma. La concepción de las relaciones de fuerzas de Foucault, que parte de Nietzsche, es uno de los puntos principales de su pensamiento. Es una dimensión distinta del saber, aunque en lo concreto la mezcla de poder y saber no sea discernible.Todo el problema reside en lo siguiente: ¿por qué necesitó Foucault añadir otra dimensión más, por qué la subjetivación como algo que se distingue tanto del saber como del poder? Se dice, ahora, que Foucault ha vuelto al sujeto, que ha vuelto a descubrir la noción de sujeto que siempre había rechazado. Pero no hay nada de eso. Su pensamiento atravesó, ciertamente, una crisis en todos los órdenes, pero fue una crisis creativa, no un simple arrepentimiento. A partir de La voluntad de saber, Foucault tiene cada vez más la impresión de estar quedándose aprisionado en las relaciones de poder. Invoca, sí, ciertos puntos de resistencia frente a los focos de poder, pero, ¿de dónde vienen estas resistencias? Foucault se pregunta: ¿cómo franquear la línea, cómo superar también las relaciones de fuerzas? ¿Acaso estamos condenados a un cara a cara con el Poder, tanto si se detenta como si se padece? Y lo hace en uno de sus textos más violentos y también más curiosos, acerca de los "hombres infames". Foucault tardó mucho en dar una respuesta. Franquear la línea de fuerza, rebasar el poder, ello significaría plegar la fuerza, conseguir que se afecte a sí misma en lugar de afectar a otras fuerzas: un "pliegue", según Foucault, una relación de la fuerza mediante una relación consigo mismo que nos permite resistir, escapar, reorientar la vida o la muerte contra el poder. Esto es, según Foucault, lo que inventaron los griegos. Ya no se trata, como en el caso del saber, de formas determinadas o, como en el caso del poder, de reglas coactivas: se trata de reglas facultativas que producen la existencia como obra de arte, reglas éticas y estéticas que constituyen modos de existencia o estilos de vida (de los que incluso el suicidio forma parte). A esto llamó Nietzsche la actividad artística de la voluntad de poder, la invención de nuevas "posibilidades de vida". Hay muchas razones que impiden hablar de un retorno al sujeto: los procesos de subjetivación varían según las épocas, y tienen lugar de acuerdo con reglas muy diferentes. Tanto es así que, en cada caso, el poder no cesa de recuperarlos y de someterlos a las relaciones de fuerzas, y ellos no cesan de renacer y de inventar infinitamente nuevas modalidades. Por lo tanto, no se trata tampoco de un retorno a los griegos. Un proceso de subjetivación, es decir, la producción de un modo de existencia, no puede confundirse con un sujeto, a menos que se le despoje de toda identidad y de toda interioridad. La subjetivación no tiene siquiera que ver con la "persona": se trata de una individuación, particular o colectiva, que caracteriza un acontecimiento (una hora del día, una corriente, un viento, una vida...). Se trata de un modo intensivo y no de un sujeto personal. Es una dimensión específica sin la cual no sería posible superar el saber ni resistir al poder. Foucault analiza entonces los modos de existencia griegos, cristianos, el modo como se introducen en los saberes y alcanzan compromisos con los poderes. Pero su naturaleza en el fondo otra. Por ejemplo, la Iglesia como poder pastoral no deja de intentar conquistar los modos de existencia cristianos, modos que a su vez no dejan d cuestionar el poder de la Iglesia, incluso antes de la reforma. Y, de acuerdo con su método, lo que especialmente le interesa a Foucault no es retomar a los griegos, lo que le interesa somos nosotros aquí y ahora: cuáles son nuestros modos de existencia, cuáles nuestras posibilidades de vida o nuestros procesos de subjetivación... ¿tenemos algún modo de constituirnos como "si mismo" y, cmo diría Nietzsche, se trata de modos suficientemente "artísiticos", más allá del saber y del poder? ¿Somos capaces de ello (ya que, en cierto modo, en ello nos jugamos la muerte y la vida)?

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