Por Juan José Santillán
El actor recuerda los tiempos en que era espectador de El Parakultural, a “Todo por 2 pesos”, y cuando vivió en un departamento de 16 metros cuadrados.
Poco tiempo después recibí una herencia de un tío. Y eso me permitió, durante un par de años, porque tampoco era una gran fortuna, derrochar dinero. O lo invertí, como quieras verlo, porque viví sin trabajar, leí bastante y organicé muchas fiestas. La pasé muy bien. Ese tiempo me formó una manera de ver la cosas que fue decisiva en mi vida.Me marcaron, en El Parakultural, las cosas que hicieron Batato Barea, Alejandro Urdapilleta y Humberto Tortonese.
Lo de ellos sí que era teatro. Aunque cada tanto me comía como espectador un bodrio en el San Martín, siempre pensé que el teatro es divertimento y locura y, durante los ‘80, se generaban cosas atractivas en ese sentido. Todo era una gran explosión por la gente que iba a esos lugares.
No defino el humor, lo hago y es lo que me gusta . No tengo la necesidad de hacer drama. ¿Sabés cuántos actores dramáticos se quieren bajar del escenario y tirarse un tiro en las pelotas por la bosta que hacen noche a noche? A mi me pasó, en Todo por 2 pesos , cuando invitábamos a grandes como Ulises Dumont o Darío Grandinetti para hacer el sketch HDP . Todos esos tipos te agradecían la oportunidad de reírse.
Con Alejandro Urdapilleta travestido he vuelto varias veces, a las seis de la mañana, en tren desde Retiro hasta mi casa en Martínez.
El es un referente, un actor impresionante que arriba del escenario se transforma en una verdadera aplanadora. Es el tipo de gente que te da ganas de lanzarte a la actuación.
Con Bartís aprendí a autogenerar mis espectáculos.
Nadie te golpea la puerta de tu casa para preguntarte qué tenés ganas de hacer. Es una actitud que sigo teniendo hoy, con el estreno de Políticamente incorrecto, espectáculo que está hecho de una manera muy cruda.
Mi trabajo en la radio me dio la posibilidad de moverme en un ambiente que valoro mucho.
Juan ( Di Natale ) y “Diega” ( Diego Della Sala ) son súper agradables. Puedo estar con ellos años y años. A los personajes para la radio los genero a partir de la actualidad. Son creaciones frescas con lo que pasa día a día, siempre tengo algo a mano para empezar.
Hace poco fui a ver “Hamlet”, del alemán Thomas Ostermeier, y me pareció fabulosa.
Un Hamlet decadente, rodeado de vasitos de plástico que en un momento se tira un pedo. Brillante. Estoy cada vez más punk y anarquista. Hay mucha parafernalia alrededor del teatro que no sirve para nada.
Viví en un departamento de 16 metros cuadrados en San Martín y Paraguay.
A la vuelta estaba la discoteca Bajo Tierra y ahí conocí a Alfredo Casero. El vivía en La reja. En ese tiempo presentamos para un piloto de Canal 9 una parodia de El show del Clio . Alfredo también hizo un mago. Fuimos a las nueve de la noche para grabar, pero nos dijeron que volviéramos a las seis de la mañana. Nos fuimos a mi departamentito y Alfredo, para el mago, había traído desde La Reja un pato, un conejo y una gallina. Y esa noche dormimos en el sofá todos juntos. Ese programa después se convirtió en De la cabeza.
Uno de mis personajes más queridos es Peperino.
Me inspiré en un cura que salía por Canal 9. El tipo hablaba mal pero con mucha seguridad. Entonces hice a un cura que sacateaba y que captaba la atención, pero finalmente no te decía nada. En esa época también miraba mucho a Ante Garmaz y todo lo de ATC. Ese inframundo televisivo siempre me atrajo.
Con “Boluda total” tuve más de 250 funciones.
Hice giras por todo el país y estuve en el Maipo tres meses. La Boluda no tiene techo.
Cha-cha-cha es un referente del humor de los ‘90.
Esa experiencia fue una escuela y me reconozco en su rebeldía: lo que hago hoy es irreverente, digo lo que quiero, armo un bolso y puedo hacer funciones en cualquier lugar. Esa independencia es impagable.
Trabajo con mi mujer, Laura Quesada, porque es la persona con quien mejor me llevo en todo aspecto.
Escribimos los textos para las obras, y guiones para radio. Nos sentamos y tiramos ideas. A Laura la conocí en una discoteca, también, a la vuelta de mi casa. Cuando dicen que en las discos es imposible hablar, me parece una boludez, porque las relaciones más importantes de mi vida nacieron en discotecas.
Acá el link: http://www.clarin.com/espectaculos/personajes/Fabio-Alberti_0_575342475.html
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