A esta altura no hace falta explicar por qué nos gusta Pink Floyd. Lo que sí tal vez tendría que explicar su grabadora es por qué una edición más de toda su discografía, acompañada de una colosal expansión de The Dark Side of the Moon, quizás el álbum más conocido y comercialmente exitoso de toda la carrera del grupo inglés.
Pero a no perder el aliento, queridos fans y coleccionistas. Déjenme decirles que la nueva serie de ediciones Floydianas vale todo lo que cuesta. ¿Por qué Pink Floyd? se llama la campaña que lanzó EMI Inglaterra para volver a poner estos másters de nuevo en el mercado, y la respuesta, por fortuna, la da la simple audición de cada uno de estos discos en estas nuevas versiones.
Ya es un lugar común de los responsables del minucioso trabajo de estudio que implica remasterizar álbumes clásicos el decir que se buscaron las cintas originales y que se trabajó con tesón para lograr que suenen lo más parecido a cómo se escucharon los temas en el momento en que se registraron originalmente en el estudio, antes que las limitaciones del formato de vinilo, cassette o magazine (soportes habituales cuando estos álbumes vieron la luz del día por primera vez) obligara a recortar las frecuencias extremas, especialmente de graves. Pues bien, hay que darle su justo crédito a James Guthrie y Joel Plante, principales responsables de estas nuevas ediciones de Floyd porque –efectivamente- estamos escuchando cosas que nunca antes habíamos percibido, o al menos no con esta calidad. Los detalles de la percusión, el cuerpo y la presencia de las voces y los coros, el ataque de las guitarras, la expansión del plano sonoro todo, en suma, es algo que sorprende desde la primera audición de estos discos que algunos de nosotros creíamos conocer hasta los más mínimos detalles.
Por supuesto que, como ya ha ocurrido con campañas similares, hay álbumes que brillan más que otros en estas nuevas versiones. ¿Ejemplos? Bueno, “A Saucerful of Secrets”, el primer álbum de PF post-Syd Barrett (aunque Syd está presente en más de un tema) es una auténtica revelación: escuchar canciones como “Let there be more light” o “Remember a day” nos abre la puerta hacia sensaciones totalmente nuevas. Es como aprciar una pintura desde un nuevo ángulo o releer un libro que apreciamos con una nueva perspectiva, tiempo después. No quiero presumir de haber escuchado todos los discos de esta colección con minuciosidad a menos de una semana de su re-aparición pero puedo decirles que hay muchas más sorpresas esperando en el camino. “Obscured by Clouds”, la banda sonora del film “La Vallee” es otra oportunidad para el asombro. Temas como “The gold is in the..”, “Whats uh the deal” o “Childhood’s end” aportan nuevos elementos a mi teoría que Pink Floyd fue siempre mucho más que la suma de sus partes. El nuevo marco sonoro confirma, también, que este disco es mucho más que una banda de sonido y que –aún más que “More” y lo que conocemos de “Zabriskie Point”- se sostiene por sí mismo como un álbum de personalidad y peso específico.
“Animals” suena espectacular en todo su claustrofóbico universo, espejo de un momento particularmente oscuro de la Gran Bretaña de los ’70 y al escribir esto todavía me falta escuchar en detalle tanto “The Wall” como “Wish you Were Here”, ya que los dejé para degustarlos como un plato especial de fin de semana.
Ahora bien, ¿qué decir de la lujosa caja de The Dark Side of the Moon que llaman con justo orgullo “Immersion”? Parece exagerado invertir espacio de DVD y Blue Ray para suministrarnos varias versiones de las filmaciones que acompañaban el show escénico de presentación de TDSOTM en los varios países que recorrió la gira del ‘74/’75, pero cuando uno ve las imágenes en su justo contexto, comienza a entender la propuesta. Lo mismo cuando vemos al joven Pink Floyd tocar en vivo “Careful with that axe, Eugene” y “Set the controls for the heart of the sun” en Brighton 1972, justo cuando empezaban a estrenar los temas de El Lado Oscuro… Algunos podrán mirar con sorna la bufanda o las bolitas (canicas) que vienen como souvenirs, junto a reproducciones de tickets de la gira y demás parafernalia pero, bueno, los creadores del proyecto conocen algo de la psicología del coleccionista, que siempre esconde en alguna parte a un niño en su interior. Volviendo a las imágenes y al sonido, la caja “Immersion” trae, por supuesto, The Dark Side of the Moon remasterizado como el resto de la colección y también un CD en vivo con la obra completa, grabada en el Wembley Empire Pool, en 1974. Uno de los CDs tiene también outtakes como el tema “The travel sequence”, que iba originalmente entre “Breathe” y “Time”, una temprana mezcla de “The great git in the sky”, todavía sin la increíble voz de Clare Torry, y hasta un demo acústico de Roger Waters en su estudio casero, con una de las primeras versiones de “Money”.
Volviendo a los álbumes convencionales, hay que destacar, también, el delicado trabajo artístico de Storm Thorgerson, un viejo amigo y colaborador de la banda, quien desde su empresa Hipgnosis diseñó el arte de tapa de los álbumes de Pink Floyd, ya desde los días de “A Sauceful…” Cada una de estas reediciones lleva un librito con las letras de las canciones, fotos y otros detalles contemporáneos a la época de salida original de cada disco. Y si uno se lleva la caja con toda la colección, hay de premio un libro adicional de fotos y dibujos del mismo Thorgerson.
¿Por qué Pink Floyd, entonces? Simplemente porque son una de las grandes bandas de la historia del rock. Esta serie de reedciones 2011 los muestra en una nueva dimesión.
Pero a no perder el aliento, queridos fans y coleccionistas. Déjenme decirles que la nueva serie de ediciones Floydianas vale todo lo que cuesta. ¿Por qué Pink Floyd? se llama la campaña que lanzó EMI Inglaterra para volver a poner estos másters de nuevo en el mercado, y la respuesta, por fortuna, la da la simple audición de cada uno de estos discos en estas nuevas versiones.
Ya es un lugar común de los responsables del minucioso trabajo de estudio que implica remasterizar álbumes clásicos el decir que se buscaron las cintas originales y que se trabajó con tesón para lograr que suenen lo más parecido a cómo se escucharon los temas en el momento en que se registraron originalmente en el estudio, antes que las limitaciones del formato de vinilo, cassette o magazine (soportes habituales cuando estos álbumes vieron la luz del día por primera vez) obligara a recortar las frecuencias extremas, especialmente de graves. Pues bien, hay que darle su justo crédito a James Guthrie y Joel Plante, principales responsables de estas nuevas ediciones de Floyd porque –efectivamente- estamos escuchando cosas que nunca antes habíamos percibido, o al menos no con esta calidad. Los detalles de la percusión, el cuerpo y la presencia de las voces y los coros, el ataque de las guitarras, la expansión del plano sonoro todo, en suma, es algo que sorprende desde la primera audición de estos discos que algunos de nosotros creíamos conocer hasta los más mínimos detalles.
Por supuesto que, como ya ha ocurrido con campañas similares, hay álbumes que brillan más que otros en estas nuevas versiones. ¿Ejemplos? Bueno, “A Saucerful of Secrets”, el primer álbum de PF post-Syd Barrett (aunque Syd está presente en más de un tema) es una auténtica revelación: escuchar canciones como “Let there be more light” o “Remember a day” nos abre la puerta hacia sensaciones totalmente nuevas. Es como aprciar una pintura desde un nuevo ángulo o releer un libro que apreciamos con una nueva perspectiva, tiempo después. No quiero presumir de haber escuchado todos los discos de esta colección con minuciosidad a menos de una semana de su re-aparición pero puedo decirles que hay muchas más sorpresas esperando en el camino. “Obscured by Clouds”, la banda sonora del film “La Vallee” es otra oportunidad para el asombro. Temas como “The gold is in the..”, “Whats uh the deal” o “Childhood’s end” aportan nuevos elementos a mi teoría que Pink Floyd fue siempre mucho más que la suma de sus partes. El nuevo marco sonoro confirma, también, que este disco es mucho más que una banda de sonido y que –aún más que “More” y lo que conocemos de “Zabriskie Point”- se sostiene por sí mismo como un álbum de personalidad y peso específico.
“Animals” suena espectacular en todo su claustrofóbico universo, espejo de un momento particularmente oscuro de la Gran Bretaña de los ’70 y al escribir esto todavía me falta escuchar en detalle tanto “The Wall” como “Wish you Were Here”, ya que los dejé para degustarlos como un plato especial de fin de semana.
Ahora bien, ¿qué decir de la lujosa caja de The Dark Side of the Moon que llaman con justo orgullo “Immersion”? Parece exagerado invertir espacio de DVD y Blue Ray para suministrarnos varias versiones de las filmaciones que acompañaban el show escénico de presentación de TDSOTM en los varios países que recorrió la gira del ‘74/’75, pero cuando uno ve las imágenes en su justo contexto, comienza a entender la propuesta. Lo mismo cuando vemos al joven Pink Floyd tocar en vivo “Careful with that axe, Eugene” y “Set the controls for the heart of the sun” en Brighton 1972, justo cuando empezaban a estrenar los temas de El Lado Oscuro… Algunos podrán mirar con sorna la bufanda o las bolitas (canicas) que vienen como souvenirs, junto a reproducciones de tickets de la gira y demás parafernalia pero, bueno, los creadores del proyecto conocen algo de la psicología del coleccionista, que siempre esconde en alguna parte a un niño en su interior. Volviendo a las imágenes y al sonido, la caja “Immersion” trae, por supuesto, The Dark Side of the Moon remasterizado como el resto de la colección y también un CD en vivo con la obra completa, grabada en el Wembley Empire Pool, en 1974. Uno de los CDs tiene también outtakes como el tema “The travel sequence”, que iba originalmente entre “Breathe” y “Time”, una temprana mezcla de “The great git in the sky”, todavía sin la increíble voz de Clare Torry, y hasta un demo acústico de Roger Waters en su estudio casero, con una de las primeras versiones de “Money”.
Volviendo a los álbumes convencionales, hay que destacar, también, el delicado trabajo artístico de Storm Thorgerson, un viejo amigo y colaborador de la banda, quien desde su empresa Hipgnosis diseñó el arte de tapa de los álbumes de Pink Floyd, ya desde los días de “A Sauceful…” Cada una de estas reediciones lleva un librito con las letras de las canciones, fotos y otros detalles contemporáneos a la época de salida original de cada disco. Y si uno se lleva la caja con toda la colección, hay de premio un libro adicional de fotos y dibujos del mismo Thorgerson.
¿Por qué Pink Floyd, entonces? Simplemente porque son una de las grandes bandas de la historia del rock. Esta serie de reedciones 2011 los muestra en una nueva dimesión.
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